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La ciudad Blanca
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Cuando de explorar
Yucatán
se trata, todos
los caminos
llevan a la
placentera Mérida,
su capital.
Además
de ser la ciudad
colonial por
excelencia,
Mérida
también
es el punto
de partida ideal
para las excursiones
a los principales
sitios arqueológicos,
ciudades y pueblos
coloniales.
Es la capital
del Estado mejor
conocida como
la “Ciudad
Blanca”,
donde hasta
hace 500 años
era la antigua
ciudad Maya
de T´ho
o Ichcaansihó,
que quiere decir
"cara del
infinito".
Fue fundada
en el año
de 1542 por
Francisco de
Montejo “El
Mozo”,
después
de vencer con
muchas dificultades
y obstáculos
a los diversos
señoríos
Mayas, cuyos
grandiosos templos
y adoratorios
hicieron recordar
a los guerreros
españoles,
aquellos edificios
de cal y canto
bien labrados
y con muchas
molduras de
la antigüedad
romana erigidos
en Mérida,
la de España,
lo que indujo
al fundador
a bautizarla
con el mismo
nombre de la
imperial y secular
urbe hispánica. |
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A partir de su fundación,
Mérida inicia
su vida de ciudad colonial,
con calles y plazas
trazadas simétricamente
a cordel y escuadra
al estilo de las viejas
urbes castellanas y
andaluzas, cuya estructura
original aún
perdura en nuestros
días.
La tierra se repartió
entre los nobles y una
vez trazada, se reservó
en el centro de ella
un gran espacio para
la Plaza Mayor. Con
este nombre fue conocida
hasta 1812, cuando se
cambió por Plaza
de la Independencia,
aunque actualmente se
le conoce como Plaza
Grande. En el poniente
había dos barrios
para indígenas,
el de Santiago y el
de Santa Catarina; al
oriente, el de San Cristóbal,
para indios del altiplano;
y al norte, el barrio
de Santa Lucía,
propio para negros y
mulatos. En el centro,
alrededor de la plaza,
se construyeron los
principales edificios
civiles y religiosos:
las Casas Reales para
hospedar a los regidores
y capitanes generales
enviados de España,
el Cabildo destinado
a las autoridades gubernamentales
y la Iglesia Mayor,
que con el tiempo sería
sustituida por la Catedral.
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El visitante
que pasea
por el centro
de la meridana
capital no
debe pasar
por alto el
conjunto de
antiguos edificios
que integran
su centro
histórico.
A un costado
de la Plaza
Grande, circundada
por frondosos
laureles,
se levanta
la Catedral
de San Ildefonso,
la más
antigua del
Continente
Americano;
edificada
a lo largo
de la segunda
mitad del
Siglo XVI,
destaca por
la monumentalidad
de su estilo
arquitectónico
de carácter
austero, así
como la gracia
de sus torres
gemelas.
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Su construcción
tardó más
de 40 años y
se utilizó, además
de cantera, piedras
procedentes de los templos
mayas destruidos. Fue
la primera que se erigió
sobre tierra firme en
América y en
su interior se puede
admirar al Cristo considerado
el más grande
del mundo bajo techo.
En el costado sur se
edificó La Casa
de Montejo, joya del
arte plateresco, que
“El Mozo”
hiciera para él
y su esposa entre los
años 1543 y 1549.
Este edificio se conserva
intacto y está
flanqueado por dos columnas
corintias donde el marco
tiene tableros esculpidos
en alto relieve combinado
con motivos renacentistas.
La parte superior tiene
características
de estilo gótico
isabelino; sin embargo,
se puede observar que
toda la obra presenta
una gran influencia
indígena.
A medida que la ciudad
se fue extendiendo,
ésta perdió
el sentido geométrico
original que los fundadores
impusieron a la traza.
Hacia el norte comenzó
a formarse otro barrio
de indios, el de Santa
Ana, y al final del
siglo XVII ya contaba
con un total de 80 manzanas
y medía casi
dos kilómetros
cuadrados. Así
mismo, se construyeron
siete puertas o arcos
de mampostería
para señalar,
por una parte, los límites
de la ciudad y por otra,
la separación
entre ésta y
los barrios de indios,
pero el crecimiento
urbano los envolvió
y hoy sólo se
conservan tres: San
Juan, Dragones y el
del Puente.
A finales
del siglo XIX
el incremento
demográfico
en la ciudad
de Mérida
era tan marcado
que comenzaron
a aparecer nuevas
colonias y fraccionamientos,
así como
teatros, hospitales,
escuelas, clubes
y centros sociales.
Pero quizá
lo más
relevante de
esta época
fue la aparición
de innumerables
haciendas, las
cuales fueron
el resultado
del auge que
ya mostraba
la incipiente
industria henequenera
en el estado,
permitiendo
el consiguiente
desarrollo económico
e impulsando
la restauración
y construcción
de innumerables
edificios públicos,
templos y casas
particulares,
que hasta el
día de
hoy adornan
las avenidas
más hermosas
de la ciudad.
Ejemplo de esto
fue la construcción
del Teatro José
Peón
Contreras, hermoso
edificio con
su escalera
de mármol
blanco y su
elegante sala
de espectáculos
dispuesta en
la forma tradicional
de los teatros
europeos.
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Así mismo,
frente a la Plaza
de la Independencia
se construyó
el Palacio de Gobierno
que fue inaugurado
el 15 de septiembre
de 1892. Este edificio
es de estilo neoclásico
y actualmente alberga
varios murales del
yucateco Fernando
Castro Pacheco. Consideradas
como unas de las más
importantes en el
estado, en estas pinturas
está plasmada
la vida e historia
del pueblo maya, desde
la época de
la Conquista hasta
la Guerra de Castas.
En el costado norte
de la Plaza, recientemente
se inauguró
un planetario dentro
de las instalaciones
del Centro Cultural
de Mérida Olimpo,
el cual cuenta además,
con un auditorio y
varias salas de exposición.
Otros importantes
atractivos de la ciudad
lo constituyen el
tradicional Paseo
de Montejo, una de
las calles más
elegantes de la ciudad,
donde se puede admirar
la magnífica
arquitectura del Palacio
Cantón de estilo
renacentista italiano
y actualmente habilitado
como el Museo de Antropología
e Historia; el imponente
Monumento a la Patria,
convertido ya en un
icono más de
Mérida, donde
podrá apreciar
la historia de Yucatán
y del resto del país
esculpido en piedra.
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En cuanto a
los parques,
fuentes y jardines
que rodean la
ciudad, podemos
mencionar como
uno de los más
grandes al Parque
del Centenario,
el cual abrió
sus puertas
en 1910 como
parte de las
celebraciones
del centenario
de la Independencia
y el cual tiene
un lago artificial,
teatro al aire
libre, zoológico
y diversiones
infantiles entre
otras cosas.
Otro parque
muy concurrido
hasta el día
de hoy es el
Parque de las
Américas,
que cuenta con
una fuente monumental
de estilo maya,
sala de exposiciones,
biblioteca,
teatro al aire
libre y amplios
jardines.
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Así mismo, en
casi todas las colonias
y fraccionamientos de
la ciudad podemos ver
plazas y parques alrededor
de iglesias o fuentes
que permiten la distracción
y la recreación
de niños y adultos.
Además de
parques, “La
Ciudad Blanca”
cuenta también
con la Plaza de Toros
Mérida donde
se presentan diferentes
tipos de eventos así
como corridas para
todos los aficionados
a la tauromaquia;
por si fuera poco,
la ciudad tiene innumerables
museos dedicados a
la antropología,
la arqueología,
las antigüedades
y al arte popular,
corroborando una vez
más que Mérida
es el corazón
cultural de Yucatán.
Definitivamente al
recorrer sus calles
sentirás su
romántico ambiente
provinciano, testimonio
de un pasado rico
en historia y leyendas.
A pesar de tener toques
modernos, Mérida
ha podido conservar
su sabor colonial,
lleno de luz y color
en cada uno de sus
rincones. Por la noche
Mérida se transforma
para deleitar a sus
visitantes: pasear
por el centro histórico
en calesa, sentarse
en la terraza de algún
café al aire
libre para contemplar
las noches estrelladas,
disfrutar de algún
espectáculo
donde mestizas y trovadores
obsequian folklore
y romanticismo en
veladas llenas de
música y poesía.
Sorpréndete
con las maravillas
y las posibilidades
que la legendaria
Ciudad Blanca ofrece,
rodeado por un ambiente
cordial y hospitalario
que caracteriza a
la gente que la habita.
Por todo esto y mucho
más...ven a
Mérida!